Nos bombardean, no paran de repetirlo, sobretodo en fechas próximas a las Navidades, es un acoso publicitario. Debes usar un tratamiento antiedad, arrugas, líneas de expresión, signos de la edad, llámalo como quieras, pero es una constante en el campo del cuidado personal. Y de esto tampoco se escapan los hombres, aunque de forma minoritaria.
Pero, ¿de verdad funcionan?, ¿me lo puedo creer?, ¿de verdad voy a parecer 10 años más joven por usar la crema X o el sérum Y?, ¿o me están vendiendo humo?
Son preguntas que todas las consumidoras se hacen cuando están en el lineal de la farmacia, de la perfumería o del supermercado. Y las respuestas son, como todo en esta vida, sí, y a la vez, no.
¿Funcionan? Podemos decir que sí con peros, porque debemos tener en cuenta muchos factores. No podemos esperar milagros, pero con los productos adecuados, con la fórmula adecuada, invirtiendo un poco de tiempo cada día y sabiendo dónde echamos el dinero, sí podemos obtener buenos resultados.
Por otro lado hay mucho marketing en la cosmética, y conocer las técnicas de venta que usan las grandes marcas, te ayuda a saber distinguir productos que son efectivos a largo plazo de los que son tratamientos temporales. Ojo, con todo el respeto a estos últimos, una ampolla de efecto tensor, puede dejarte como nueva y salvarte la comida de la empresa.
¿Me venden humo? Un buen marketing ayuda a que te fijes en una buena crema. Nos guste o no, nuestra piel es una tarjeta de presentación. El mismo que escribe aquí es un ejemplo, no es lo mismo que te enseñe un contorno de ojos, si tengo unas ojeras que parezco Miércoles Adams.
Pero, a lo que vamos. Trataremos sobre los mejores ingredientes que los tratamientos antiedad domiciliarios (distintos de los de las clínicas dermatológicas) pueden poner sobre tu piel y darte los mejores resultados.
Niacinamida
Es un derivado de la vitamina B3. Tiene propiedades antioxidantes. Además estimula la formación de la grasa natural de la piel. Es muy útil porque la piel, al envejecer, va perdiendo la capacidad para mantener el manto ácido graso, por eso se dice que las pieles maduras son pieles secas.
Como nota curiosa, decir que también se encuentra en productos para pieles acneicas porque regula y normaliza el exceso de sebo.
Ceramidas y sus precursores
Las ceramidas son parte del manto ácido, pero a partir de los 30 años comienza a disminuir su producción, un buen producto antiedad debe contener ceramidas o sus precursores (esfingolípidos y los fosfolípidos, por ejemplo). Así mantenemos la hidratación natural de la piel.
Son materias caras, por lo que lo encontraremos en los productos de alta gama, especialmente la llamada “ceramide-1” Además los precursores de las ceramidas nos los encontraremos publicitados como “omegas”.
El aceite de argán o el aceite de borrajas contienen ácido alfa linolénico, que una vez aplicado en nuestra piel se transformará en ceramidas, por lo que es una buena alternativa para las ceramidas más caras.
Aceites vegetales
Hay múltiples aceites que pueden ser usados en tratamientos antiedad, bien como parte de una fórmula completa, o bien aplicados puros sobre la piel.
El de argán o el de borrajas ya los hemos visto. Pero también podemos destacar el aceite de jojoba, rico en ácido linoleico y con efecto antiinflamatorio. Para pieles extremadamente secas podemos usar aceite de rosa mosqueta, rico en ácidos linoleico, linolénico y vitamina C.
Vitamina A y retinoides
El ácido retinoico, el otro nombre de la vitamina A, es uno de los activos más potentes para el tratamiento de la piel, pero sólo se puede conseguir bajo prescripción del dermatólogo. Otra de sus formas es la tretinoína. No se deben usar a la ligera, puesto que tienen gran capacidad para sensibilizar la piel.
Sin embargo, el retinol es otra de las formas del ácido retinoico que sí se puede usar de forma comercial, siempre tomando precauciones, como usarlo sólo de noche y con protección solar al día siguiente.
El retinol tiene múltiples propiedades. Es el activo antiedad por excelencia. Es un potente antioxidante, estimula la producción de colágeno y mejora la textura de la piel por un efecto exfoliante.
Por otro lado, derivados como el retinil palmitato o el retinaldehído permiten menos irritación, mejor tolerancia, y se pueden usar incluso de día. Sin embargo, tienen menos potencia.
Básicamente, todos funcionan igual, porque al aplicar los diferentes retinoides sobre la piel, las células de la piel los metaboliza hasta transformarlos en ácido retinoico. Cuanto más rápido se transformen, serán más potentes, pero también más irritantes. Por contra el retinaldehído es el menos irritante de todos y el indicado para aquellas pieles que quieren empezar con tratamientos antiedad.
Una combinación de los tres tipos de retinoides suelen conseguir resultados espectaculares sin apenas riesgo de sensibilización de la piel.
Continuaremos viendo más activos antiedad en la siguiente entrada de nuestro blog. Permanece atenta.