Somos mamíferos y la lactancia materna es un proceso natural que aporta muchos beneficios tanto al recién nacido como a la madre.
Una de las propiedades principales de la leche materna es la capacidad para estimular las defensas del bebe. Está demostrado que disminuye la incidencia tanto de las infecciones ORL (oídos, nariz y garganta) y gastrointestinales como de las alergias.
La leche disponible durante los primeros días de vida del recién nacido, los llamados calostros, es la que más impacto tiene en la inmunidad, por eso se recomienda practicar la lactancia por lo menos durante esos primeros días , aunque se cambie rápidamente después por lactancia artificial.
Siempre decimos que el cuerpo humano es sabio y efectivamente la composición de la leche materna está perfectamente adaptada a las necesidades nutricionales del bebe en cada momento de su crecimiento. Por lo tanto la leche materna siempre será el alimento perfecto.
Además, la proteína de la leche materna se asimila mejor en el tracto digestivo inmaduro del bebé y al ser eliminadas, se filtran mejor a través de los riñones del bebe que todavía se están desarrollando y no trabajan como los de un adulto. Esta metabolización más sencilla de las proteínas evita gran parte de los cólicos del lactante.
Por otro lado, se ha demostrado que la lactancia previene también la obesidad a través de ciertas proteínas y aminoácidos que estimulan sistemas de metabolización óptimos.
El sabor de la leche materna cambia en función de lo que come la madre, lo que permite acostumbrar al bebe a diferentes sabores.
En la futura dieta del niño, será mucho más fácil introducir más variedad de alimentos que cuando el bebe solamente ha estado acostumbrado al sabor de una leche en polvo, pues estos sabores nuevos no lo son tanto para la memoria gustativa del bebé.
Tanto para el bebe como para la madre, la lactancia es un momento de intimidad que permite crear un vínculo físico y emocional único. Este momento especial produce así una disminución de la ansiedad y el estrés de los primeros días y meses de esta nueva vida.
Gracias a sus propiedades antibióticas, antiinflamatorias y cicatrizantes, la leche materna se puede usar para varias cosas en uso tópico.
En caso de irritaciones o eritema (enrojecimiento de la piel) se puede aplicar una gota sobre la pequeña lesión de la piel del bebé.
Para la madre, la leche materna ayuda a cicatrizar las grietas del pezón que se pueden formar durante la lactancia, por lo que aplicar la leche sobrante tras la lactancia sobre el pezón y la aureola.
Durante el embarazo, se acumula grasa en el cuerpo de la madre con la idea de tener energía disponible para usarla posteriormente en la lactancia, por lo que este exceso de peso volverá a la normalidad más rápidamente si la mamá da el pecho.
Por otro lado, diversos estudios han demostrado que la lactancia disminuye el riesgo de cáncer de mama y de ovario , así como el riesgo de padecer diabetes tipo 2, así como el riesgo de diabetes gestacional en posteriores embarazos.
No sabemos si calificarlo como beneficio, pero debemos destacar que la lactancia materna retrasa la aparición de la menstruación tras el parto, lo cual permite a la madre recuperarse antes de la posible pérdida de sangre tras el parto.
Por supuesto, la lactancia es una elección que pertenece a la madre en exclusiva . Ni corresponde al médico, ni al farmacéutico, ni al vecino opinar de ello.
A pesar de los beneficios que tiene, es un proceso que requiere mucho esfuerzo y sacrificio por parte de la madre , por lo que puede ocurrir que no se acople al ritmo de vida de la mamá y sea mayor el estrés y ansiedad que genera en el bebé y la madre.
Cada vez se investiga más sobre la leche materna y la nutrición humana, estos conocimientos se aplican sobre la formulación de nuevas recetas de lactancia artificial para que cada vez se parezcan más al original.
El bebé se puede desarrollar perfectamente sin la lactancia materna y nadie se tiene que sentir culpable si la lactancia no entra en sus posibilidades.